miércoles, 28 de enero de 2009
El pibe de las empanadas
No le gustaban las empanadas. Claro que nunca las había probado, pero esas formas, ese relleno dudoso, ese olor a cacerola con carne y comino... Un conjunto nauseabundo que no podía más que producirle ese rechazo desde el vientre hasta la boca.
A todo esto, añadirle la insistencia de la madre, de las baboseantes tías y primas mayores ya era demasiado, las empanadas nunca serían un plato deseable, y menos comible.
Más de una vez algún tío que odiaba a los chicos -por la forma en que se deleitaba torturándolos con bromas para grandes- le quiso meter media empanada en la boca, sólo para verlo debatirse infructuosamente indefenso en sus brazos y llorar de indignación.
Fue creciendo con su aversión sin faltar nunca la ocasión en que le insistieran una y otra vez.
En algún cumpleaños de la prima mayor, las mismas insistencias, porque las empanadas se hacían en ocasiones especiales o no se hacían. Esta vez quedaba una, una solita, y con ella la traición, el pedido de la abuela. -Probala, si no te gusta la dejás.
Quizás porque el pedido de la abuela era ley para él que la quería tanto, quizás porque quería parecer grande y no darles el gusto de negarse y recibir una andanada de carcajadas y burlas otra vez, o quizás porque al final le daba lo mismo comerse la empanada si chistar o vomitar irremediablemente si la náusea se imponía, estiró el bracito y agarró la empanada como quien toma un revólver para despedirse de sus latidos.
Cerrando los ojos abrió la boca y mordió, como quien aprieta el gatillo. Reprimió todo lo que pudo el primer sollozo, pero el brote del llanto le resultó incontenible. Comía y lloraba en un solo movimiento compulsivo.
Alguien dijo: -Esta bien, dejala si no te gusta.
Trató de componer la respiración y soltar hipando: -No, es rerrica, pero no hay más...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
te dije que causaba adiccion ja ja ja gracias por visitar el humo malsano
Me encanto... realmente me gusto mucho... muy inocente y divertido. Mientras leia me iba imaginando todo, me gusto que fuera tan visual.
Fantástica reflexión... y mira que es sencilla. Pero cuántas veces pasa. Te devuelvo encantado la visita y creo que pasaré por aquí más a menudo. Un saludo.
Ja muy bueno don Oso.
Aunque la moraleja es peligrosa, piense ud, eso de "si no probás, no sabés" no queda bien visto en la society.
Un abrazo.
Publicar un comentario