
(Me) Había prometido no atiborrar este cacho del blog con más mensajes de texto recibidos. Ya con las 10 entregas anteriores tuve suficiente. Ahora los borro sin más luego de mostrarlos a algún amigo y reírme un rato. Pero...
El otro día tenía una reunión con gente de la Asociación de Ajedrez, se largó una tormenta memorable justo media hora antes. Me llega en eso este mensaje:
Te voy a buscar otro dia a juan pablo se le complica
Leí, me calmé y me dispuse a cocinarme algo rico ya que estaba solo en ese momento. La reunión no se hacía, entendí. Bastó que la preparación llegara a un punto de no retorno, para que suene un bocinazo. ¡Me pasaban a buscar! ¿Lo qué?
Pido explicaciones... el diálogo fue más o menos así:
yo: Grrr, ¿no me dijiste que no venías?
Eduardo Cel (célebre en este blogcito): No, ¿tas loco? Si te dije que venía...
yo (rebuscando en el celu): Si me mandaste un mensaje diciendo que no se hacía...
Eduardo Cel: No, te mandé diciendo que venía...
yo: Grrr, largá la fumata de orégano, pavo...
Así las cosas cuando un balde de agua helada me corre por la espalda al comprender súbitamente lo sucedido. El mensaje carecía de signos de puntuación intermedios.
Yo interpreté: Te voy a buscar otro día, a Juan Pablo se le complica.
El interpretó (que escribía): Te voy a buscar, otro día a Juan Pablo se le complica.
Lo saqué carpiendo.
Yo: Rajá, boludo, termino de comer y voy.
Y fui, con la comida atravesada. Mi única venganza consistió en divulgar lo sucedido, recordando la famosa anécdota de Sarmiento y el maestro.